Alcohol

Qué es?

El alcohol es una sustancia psicoactiva depresora del sistema nervioso central que afecta a las zonas del cerebro que controlan el comportamiento y las emociones.

Los alcoholes son un grupo muy numeroso de sustancias químicas. Cuando nos referimos a las bebidas alcohólicas estamos hablando del alcohol etílico que se obtiene por fermentación y/o destilación de diferentes disoluciones que contienen azúcares y levaduras. Otros tipos de alcohol, como el metanol el llamado alcohol de quemar o de 96º que se utiliza como desinfectante en medicina y no es apto para el consumo humano.

Dentro de las bebidas alcohólicas se puede distinguir entre las producidas por fermentación alcohólica (vinos, cervezas, etc.) y las producidas por destilación a partir de un producto de fermentación (vodka, whisky, ron, etc.). El alcohol aparece acompañado de diferentes elementos químicos que lo dotan de sabor, color y olor dependiendo del tipo de bebida alcohólica.

El consumo de alcohol

El alcohol se ingiere por vía oral y su consumo en las sociedades occidentales forma parte de sus hábitos sociales. La mayoría de los españoles, el 93'7% de la población entre 15 y 64 años ha consumido bebidas alcohólicas, por lo que prácticamente casi todos tenemos una información directa sobre los efectos positivos y negativos provocados por su consumo.

A la hora de analizar el consumo de alcohol cabe diferenciar distintos tipos de consumo: Por un lado consumos moderados y ocasionales asociados a hábitos gastronómicos y reuniones sociales; en segundo lugar los consumos abusivos que tienen carácter puntual y que normalmente se producen asociados a las salidas nocturnas del fin de semana. Las consecuencias negativas asociadas a estos consumos se producen a corto plazo, como sobredosis y comas etílicos así como el aumento de las posibilidades de sufrir accidentes de tráfico y como factor asociado a la violencia y los altercados de todo tipo. En tercer lugar están los consumos adictivos y patológicos que son consumos que se mantienen de forma continuada a lo largo del tiempo y que terminan provocando cirrosis, deterioro mental, problemas en el aparato digestivo, etc.

El consumo, la venta y la publicidad del alcohol están sometidos a determinadas restricciones dirigidas a proteger a la población de riesgo de las consecuencias negativas que pueda provocar a la salud y los efectos psicoactivos de su consumo. En este sentido está prohibida la venta de alcohol y la publicidad dirigida a menores de 18 años. Asimismo se desaconseja su consumo a embarazadas y enfermos así como a los trabajadores en su puesto de trabajo.

El botellón

En estos momentos el conflicto más llamativo sobre el consumo de alcohol asociado al ocio juvenil es el tema del botellón. A pesar de toda la problemática sobre ruidos, molestias y vandalismo asociados al mismo, la verdad es que el botellón es sobretodo un fenómeno social muy popular asociado a la búsqueda de un espacio de encuentro y diversión por parte de los más jóvenes. En estos momentos apenas un 3% de los jóvenes que hacen botellón buscan consumir alcohol sin control.

A pesar de estos datos, hay que llamar la atención sobre el peligro del botellón como rito de iniciación de las primeras salidas nocturnas en las que aparece el alcohol sin ningún tipo de límites ni control y, con frecuencia, asociado al uso de los vehículos lo que supone sin duda el principal factor de riesgo y peligro vinculado al consumo de alcohol.

Los problemas provocados por la "ocupación" de la calle y los parques, la suciedad y el deterioro de estas zonas, o la alarma que provoca el acceso de los menores de edad al alcohol provocan que la prohibición de este tipo de consumos en la calle se haya generalizado en toda España. icológicas de cada persona.

En una primera fase el alcohol produce estados de placer y empatía, pero cuando se aumenta la dosis el alcohol provoca desinhibición. Es entonces cuando el consumo puede aumentar de forma compulsiva debido a las dificultades de poder controlar la cantidad de alcohol que se toma por la euforia y el bienestar de sus efectos. En esta fase el alcohol comienza a distorsionar la realidad y es en este contexto en el que aparecen los malos rollos y el riesgo de accidentes de todo tipo provocados por los consumos abusivos. En una última fase, el alcohol provoca un estado de depresión acompañado de náuseas y vómitos que puede llegar a provocar el coma etílico.

El abuso prolongado durante años conlleva problemas psicológicos, depresión y ansiedad, pérdida de memoria, trastornos de la personalidad y comportamientos agresivos y violentos. Respecto a los trastornos físicos destacan los problemas digestivos, de corazón o de hígado, como la cirrosis. Por último, destacar que en los hombres puede llegar a provocar impotencia sexual.

El grado de intoxicación etílica se mide por el nivel de concentración en sangre o por la concentración de alcohol en aire espirado.

 

Concentración de alcohol en aire espirado

 

 

Observaciones

 

 

0.15 mg/l

 

Tasa límite para conductores profesionales y noveles.

 

0.25 mg/l

 

Euforia, sobrevaloración de las facultades y disminución de reflejos.Tasa para el resto de conductores

 

0.5 mg/l

 

Síntomas: embriaguez, pérdida del control de facultades superiores.

 

0.6 mg/l

 

Tasa a partir de la cual la conducción es delito.

 

1mg/l

 

Descoordinación del habla, de la marcha y visión doble.

 

1.5 mg/l

 

Apatía y somnolencia. Deficiencia motora grave.

 

2 mg/l

 

Riesgo de coma.

 

2,5 mg/l

 

Riesgo de muerte por parálisis de los centros respiratorio y circulatorio.

 

 

Hombre 70 Kg

 

 

0,15 mg/l aire espirado

 

 

0.25 mg/l aire espirado

 

 

Cerveza

 

 

1 lata (33 cl)

 

 

1 jarra o lata grande (50 cl)

 

 

Vino

 

 

1'5 vasos pequeños (chatos)

 

2 copas

 

Whisky

 

1 vaquerito 2 chupitos

 

 

Mujer 60 Kg

 

 

0.15 mg/l aire espirado

 

 

0.25 mg/l aire espirado

 

 

Cerveza

 

1 cuarto (25 cl) 2 quintos (2 x 20 cl)

 

Vino

 

1 vaso pequeño (chato) 2 vasos pequeños (chatos)

 

Whisky

 

1 chupito 1 vaquerito

 

Si decides consumir...

El consumo de alcohol provoca la pérdida de agua y la deshidratación de nuestro organismo, por lo que conviene alternar el alcohol con otros líquidos (agua, refrescos y zumos) para evitar muchos de los problemas que se asocian al consumo de alcohol: el dolor de cabeza y la resaca del día después, la sobredosis y comas etílicos, etc.

La euforia y desinhibición pueden llevar a sobrevalorar las facultades personales y a disminuir los reflejos. El alcohol está presente en gran parte de los accidentes de tráfico que se producen durante las noches del fin de semana. Sus efectos provocan un falso aumento de la seguridad al volante que suele hacer que aumente la velocidad y se tomen riesgos innecesarios. Además el alcohol altera la percepción de las distancias y disminuye la capacidad de reacción ante posibles imprevistos. Ni los granos de café, ni la B12, ni los jarabes medicinales o pócimas milagrosas quitan la borrachera ni evitan dar positivo en los controles de alcoholemia. Si se conduce no hay ningún tipo ni cantidad de consumo de alcohol s eguro. La típica frase del “Yo controlo” sólo pone en evidencia la falta de seguridad que proporciona el alcohol.

El alcohol afecta a cada persona de manera diferente, pero es cierto que su abuso es uno de los causantes de la mayoría de peleas y malos rollos en las noches de fiesta. Conoce tu límite y conócete a ti mismo, controla lo que bebes y no tendrás problema con el alcohol.

 

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