Qué es

El término “cannabis” también conocido popularmente como porro, hachís, hierba, costo, marihuana, marijuana, maría, etc., hace referencia a una sustancia procedente de una planta llamada cannabis sativa o cáñamo.

La planta posee más de 400 sustancias químicas, de las cuales más de 40 son psicoactivas. A estas sustancias psicoactivas es a lo que se llama cannabinoides. De entre todos los cannabinoides, el más importante a nivel psicoactivo es el Tetrahidrocannabinol (THC), pero existen otros compuestos presentes en la planta como el CBD, el CBN, etc…

Las formas de presentación son diversas y en ellas varía la concentración de THC y, por lo tanto, sus efectos, de tal modo que, a mayor concentración, mayores son los efectos:

  • Marihuana: mezcla formada por diferentes parte de la planta trituradas (hojas, flores y tallo). Contiene entre un 5% y un 30% aproximadamente de THC.
  • Hachís: pasta formada por las secreciones resinosas de THC que se almacenan en las flores de la planta hembra. Contiene entre un 10% y un 30% aproximadamente de THC.
  • Aceite: mezcla de aceites esenciales y resinas extraídas de las hojas maduras, por medio del uso de diferentes disolventes. Contiene entre un 15% y un 60% aproximadamente de THC.

Cómo se consume

Por lo general, el cannabis se consume fumado en forma de cigarrillo (porro, peta, chusco, canuto, pito, leño) en una pipa o en un vaporizador. También puede consumirse ingerido mezclado con alimentos (pasteles, galletas) o en forma de infusión (el THC no es hidrosoluble, pero en combinación con lácteos).

Los efectos del cannabis

A corto plazo

  • En el plano fisiológico: aumento del apetito, sequedad de boca, enrojecimiento de los ojos, taquicardia, sudoración y analgesia moderada.
  • En el plano psicológico: sensación de euforia, relajación, somnolencia, desinhibición, risa incontrolada, problemas para pensar, cambios sensoriales y perceptivos, pérdida de concentración y disminución de la coordinación motora. En altas dosis puede provocar alucinaciones.

A largo plazo

  • Ciertos tipos de cáncer: el cannabis contiene material cancerígeno que puede afectar al pulmón, la boca o la laringe. Además, los porros de cannabis son fumados generalmente sin filtro, lo que conlleva una inhalación más profunda, durante más tiempo y, por tanto, más perjudicial.
  • Problemas en el sistema respiratorio (bronquitis crónica, enfisema pulmonar, etc.): quienes fuman marihuana regularmente suelen tener los mismos problemas respiratorios de quienes fuman tabaco, tos crónica y flemas, y son más propensos a resfriarse.
  • Trastornos reproductivos: la marihuana afecta a la función sexual masculina y femenina. Se ha comprobado una estrecha relación entre su consumo y la esterilidad. A dosis altas, esta droga puede tener efectos adversos en la producción de esperma, así como provocar trastornos en el ciclo menstrual y la producción de óvulos.
  • Trastornos inmunológicos: los estudios demuestran que la droga impide la función normal de las células T, cuando se trata de defender al sistema respiratorio de ciertos tipos de infecciones.
  • Síndrome amotivacional: este síndrome se caracteriza por la abulia, la apatía, la pasividad, la indiferencia o irritabilidad, la dificultad atencional y la fácil fatigabilidad.
  • Adicción: el cannabis produce una fuerte adicción psicológica y su síndrome de abstinencia provoca insomnio, ansiedad, irritabilidad, sensación de aburrimiento, desazón y cambios en el apetito.

Efectos por intoxicación

  • Ataques de ansiedad y taquicardias: ante esta situación se recomienda llevar a la persona a un lugar tranquilo, no dejarla sola en ningún momento y, mediante frases tranquilizadoras, lograr que poco a poco vaya recuperando la normalidad.
  • Bajadas de tensión, mareos y vómitos (“amarillos”): puede producirse cuando se da un consumo elevado, con el estomago vacío o se mezcla con alcohol. En ese momento puede ser necesario tumbar a la persona, con las piernas levantadas y la cabeza inclinada hacia un lado por si sobreviene el vómito. Una vez que la persona se ha recuperado, puede ser útil tomar algo de azúcar.

Cuando se consume cannabis por vía oral (preparados cocinados de marihuana o hachís, aceite o preparados farmacéuticos) aumentan los riesgos de sobredosificación e intoxicación. Con esta vía de administración también aparecen con más frecuencia los efectos alucinógenos de la sustancia y si se produce una intoxicación, los efectos adversos pueden durar más y ser más potentes (mareos, ansiedad y taquicardias, lipotimias, etc.). En algunos casos pueden aparecer episodios psicóticos agudos.

Todos estos efectos se agravan cuando el cannabis se mezcla con otras drogas.

Si decides consumir

  • Espacia tus consumos. De este modo no perjudicarás tanto tu salud y, además, conseguirás bajar tu tolerancia a la sustancia.
  • El hachís y la marihuana afectan tu capacidad de concentrarte. No fumes si tienes que estudiar, trabajar o realizar cualquier tarea que requiera concentración.
  • ¡¡¡Ojo con las combinaciones!!! Si mezclas el cannabis con el alcohol puedes pillar un “amarillo”.
  • Cuando ingieres alimentos cocinados con hachís o marihuana es difícil saber controlar la cantidad que consumes. No te dejes llevar por el apetito; puedes sufrir una intoxicación muy fácilmente.
  • Ten en cuenta tu estado físico y anímico, el ambiente, el momento, etc. El cannabis actúa como catalizador y amplificador. Si no te sientes bien física o psíquicamente no debes fumar.
  • Si fumas y empiezas a sentir náuseas o ansiedad, ¡que no cunda el pánico! Encuentra un lugar tranquilo, come o bebe algo dulce y relájate.
  • Para evitar pescar un resfriado o cualquier otro tipo de infección, evita compartir el porro.
  • Evita siempre usar pipas de materiales tóxicos, como por ejemplo plástico o bronce. Al calentarse, estos materiales desprenden gases muy tóxicos para nuestro cuerpo.
  • Una de las maneras más perjudiciales de consumir cannabis es fumando, ya que llegan a aspirarse muchas sustancias nocivas que van directamente a los pulmones. Existen otras formas de consumo menos perjudiciales como, por ejemplo, por medio de vaporizadores.
  • ¡¡Ojo con lo que te fumas!!! Bajo la denominación genérica “spice” se venden unos preparados con diferentes hierbas, aparentemente inocuos, tanto en Internet como en herboristerías y similares, que contienen cannabinnoides sintéticos muy peligrosos debido al poco conocimiento que se tiene de su toxicología y su seguridad en humanos.
  • Respeta la decisión tanto de quien quiere, como de quien no quiere consumir. Consumir o no consumir es una decisión personal. Si no quieres consumir, no consumas.
  • No te guíes por lo que sientes con el cannabis para experimentar con otras drogas. Las drogas son muy diferentes entre sí. Infórmate bien antes de decidir.
  • No consumas por consumir ni por estar a la onda ni por el simple hecho de que te pasen un porro. Ten personalidad.
  • Es recomendable no mezclar el cannabis con otras drogas.
  • Es recomendable no mezclar el cannabis con medicamentos.
  • El consumo público o tenencia de cannabis puede suponer una sanción administrativa, aunque dependiendo de la cantidad hallada en la persona podrá ser acusada de tenencia para el tráfico.

Evita consumir si padeces algún trastorno psicológico o simplemente estás pasando por una mala racha, ya que se trata de un depresor. No consumas tampoco si padeces de enfermedades del corazón y/o de los pulmones. O si sufres de asma, hipertensión o epilepsia.